Las personas hablan de cualquier cosa que pueda ayudarles a llegar a un acuerdo acerca de lo que es mejor para los niños y la familia. Por ejemplo, pueden hablar sobre cuestiones legales, alternativas de colocación permanente y temporal para los niños, régimen de visitas por parte de padres, hermanos y otros familiares y acuerdos para la supervisión y el transporte, servicios para hijos y padres (terapia, atención médica, etc.) y cumplimiento con planes de tratamiento.

La mediación no es el momento para detenerse a pensar quién es culpable de los problemas familiares o quejarse de cuestiones personales que no sirven para que avance el proceso de toma de decisiones.